de Cabreos y Devaneos

EL PINAR DE RODIEZMO


De las pocas veces que he visto llorar a mi madre, recuerdo con la nitidez de los años, aquella en que se le anegaron los ojos al encender la radio y escuchar una estrofa de “La planta 14”. Sorprendido por lo inesperado de la lágrima y la fuerza de la canción, sugerí con voz de once años cambiar de emisora mientras ella negaba en silencio. Más tarde, me sentó a su lado y habló. Al cabo de media hora y algunas preguntas impertinentes que nunca debí hacer, conocí la historia del abuelo Antonio, que vivió minero del hierro en la serranía de Ojos Negros, y murió minero de Silicosis a la sombra de un horno alto, bajo el cielo mediterráneo de Sagunto.

Han pasado muchos años desde aquello, y aunque las minas y los hornos terminaron por apagarse con la reconversión industrial, los rescoldos del minero todavía crepitan en el pensamiento de la hija, por eso no me sorprendió escuchar de sus labios un: “cobarde”, cuando la periodista comunicó que el Presidente del gobierno no inauguraría en septiembre el curso político en Rodiezmo – localidad minera de la provincia de León lindante con Asturias –  como lo había venido haciendo de manera regular desde que los ciudadanos le otorgaron su confianza.

Malo es que un gobernante tema la reacción de su pueblo, pero mucho peor aún, es que además se le note. Y las consecuencias de estos miedos pueden ser imprevisibles, como fe de ello puede dar el Sr. Aznar, que perdió unas elecciones por cobarde, por esa manía que tienen estos tíos de mentir cuando están en el poder, enrocarse en su verdad, y negar a pies juntillas lo evidente. El de las Azores, no tuvo arrestos de hombre para asumir que una foto con dos colegas fuese la causante de ciento noventa y un muertos, y en vez de liderar la nación como Isabel de Castilla, dedicó su tiempo a tejer una cortina de humo en la que terminó por ahogarse.

Al bamby de León le espera un final parecido. De entrada, este año no entonará “La Internacional” a voz en grito y el puño en alto – bueno, el puño no, que para eso sigue siendo el Presidente y tiene que guardar la compostura – pero se le echará de menos en la renovación de sus votos socialistas con los mineros astur-leoneses mientras la vieja guardia del partido, arropará a un devaluado Cándido Méndez que hará valer su anuncio de huelga general para encender los ánimos del respetable.

Triste, muy triste ver partir cabizbajo al líder de la Izquierda incapaz de defender su política de austeridad y recortes sociales frente a los hombres y mujeres de la mina.

Demasiada cobardía acumulada en la mano que empuña la rosa bajo el paraguas de un clima social intempestivo.

A qué viene ese miedo?

Cuando las peras que quedan en casa son duras, porque ya nos malcomimos las maduras, hay que ponerse dientes nuevos por la mañana y masticar, llegar al final en dos mordiscos y no pararte a pensar si le quitaste la piel o la engulliste de pura necesidad.

Los socialistas del pinar de Rodiezmo no esperan que les llegues al corazón con falsos discursos y promesas al viento; los cánticos a la inoperancia ya te los oyeron antaño, cuando negabas la crisis y te las prometías felices con la fortaleza de nuestra economía; ahora hay que decirles a la cara que se abrochen el cinturón, que si eran buenos para aplaudir cuando anunciabas subidas en las pensiones, tampoco han de crucificarte por decir que las congelas, que si los interlocutores sociales son como niños incapaces de llegar a un acuerdo, has tenido que tirar por la calle de en medio y aprobar una reforma necesaria por las bravas, solo así, subiendo al púlpito y enfrentando los ojos del minero podrás convertirte en garante de estabilidad y en punta de lanza dirigida a la salida del túnel.

Pero me temo que no, que primero tienes que ser tú el convencido, y yo no lo veo. Tienes demasiado miedo al fracaso y al abucheo, temes que las huestes socialistas sirvan en bandeja tu cabeza a la derecha. ¿Los crees a ellos tan cobardes y descerebrados para hacer eso, o es verdad que cree el ladrón que todos van a ser de su misma condición?.

Nunca subestimes la inteligencia del pueblo, si fueras capaz de dar la cara en vez de esconderte tras el parapeto de un compromiso internacional ineludible, te ganarías como poco, su respeto, y más adelante ya veríamos, que los mineros como el abuelo Antonio nunca se comieron a nadie y mucho menos, si el que tienen enfrente es un compañero valiente.

© Vicente Puchol Mora 2010.

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julio 24, 2010 - Posted by | Devaneos

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